jueves, 17 de diciembre de 2009

Territorios

Los Territorios del amor...Es muy difícil vivir sin ti
Durante mucho tiempo necesité que respondas mis preguntas, te necesité para ayudarme a seguir, te necesité cuando no veía salida alguna. Luego, cuando todo terminó, cuando el amor casi se desvaneció en nuestras manos, perdimos el rumbo. A veces me pregunto cómo fue que lo hice, como he podido seguir sin un abrazo tuyo. Tuve que amoldarme a una vida sin ti. Me costó entender cada situación a mi alrededor. Creo no estaba listo para ver las cosas de otra manera. Ahora sólo soy un fantasma del pasado. Seguramente me equivoqué muchas veces. El tiempo, ese eterno compañero de viaje, prometió curar las heridas del corazón. El tiempo mintió. El tiempo una vez más nos dio la razón: el amor es un coro de pájaros o un salto al vacío.
Te quiero, y cada día todo parece tener menos sentido. Cada mañana duele un poco más. En las tardes intento focalizar mi mente en esas pequeñas cosas que tu contienes, para olvidarme al menos un rato de lo mucho que nos alejamos, y lo consigo medianamente... hasta la noche. Por las noches, no hay palabra que me consuele. Cada tarde que pasamos, cada sonrisa tuya, cada palabra que cruzamos, todos los momentos juntos vienen de golpe a mi mente, sin poder evitarlos. En verdad lo intento, no sé que más hacer. No puedo seguir comportándome así. Ya no puedo esconderlo más. Extraño al amor. Extraño las caricias, el consuelo, la alegría, el placer. Extraño depositar mi confianza en un ser y que todo lo demás me sea prácticamente indiferente. Sí, pequeña, es eso lo que en verdad necesito: un poco de tu amor.
Toda esta soledad me está costando. ¿A qué le temo? A no volver a encontrar el sonido del amor a no ser convincente en lo que digo y hago, a no controlar esta fuerza que me acerca a ti, a arruinarlo todo nuevamente. Le temo a un nuevo comienzo. He repasado cada error con el único fin de no cometerlos nuevamente, estoy buscándote en mi soledad. Un día estarás arrepentida cuando sientas lo que yo siento. Lo estarás cuando me veas salir por aquella puerta, por la cual jamás, pequeña, me verás volver a entrar.

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