lunes, 18 de mayo de 2009

Mario Benedetti

Ineludible tristeza por Mario Benedetti
Mario Benedetti acaba de fallecer en Montevideo, capital de Uruguay luego de una enfermedad que lo mantenía con largos períodos de hospitalización. 88 años de una vida plena aunque dura que le hicieron una de las principales voces de la literatura latinoamericana.
Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia fue su nombre completo y nació en Paso de los Toros el 14 de septiembre de 1920 y vivió en varias partes del mundo, inicialmente por el exilio obligado por la dictadura vivió en Buenos Aires, Perú, Cuba y España. Volvió a Uruguay en 1983 en un período que llamó de desexilio y que se extendió hasta hoy.

Su obra literaria incluye piezas imborrables como La Tregua que fue llevada al cine y poemas que se convirtieron en canciones y han dado la vuelta al mundo a través de la voz de Joan Manuel Serrat, entre otros. Hoy todos le lloran. La noticia de su muerte cierra este domingo con un velo de tristeza que seguramente él no habría querido para sus amigos, pero es inevitable. Don Mario, gracias por tantos versos, gracias por tanta vida, gracias por tanto amor.
Mario Benedetti se ha marchado esta noche, cansado de vagar tras la ausencia de Luz, su esposa. Como primera noticia sobran los homenajes, las fórmulas de cortesía. Mejor leerlo y disfrutarlo. Hoy don Mario no vino a la oficina, nos tocará a todos mantener su verso vivo.

Corazón coraza
Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.


Pequeñas muertes
Los sueños son pequeñas muertes
tramoyas anticipos simulacros de muerte
el despertar en cambio nos parece
una resurrección y por las dudas
olvidamos cuanto antes lo soñado
a pesar de sus fuegos sus cavernas
sus orgasmos sus glorias sus espantos
los sueños son pequeñas muertes
por eso cuando llega el despertar
y de inmediato el sueño se hace olvido
tal vez quiera decir que lo que ansiamos
es olvidar la muerte
apenas eso.

Defensa de la alegría
Defender la alegría como una trinchera

defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

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