viernes, 18 de junio de 2010

Meditación

Meditación tras la lluvia
Es bueno estar arriba, con todas las luces encendidas desatando azules ausencias musicales. Entonces tenemos la noche abierta, las inevitables raíces anhelando las estrellas, bajo el cielo desnudo de tu cuerpo, cruzando tu inevitable ombligo. Tu olor y tu nombre embotando los sentidos, entonces te espero con las ventanas abiertas, las palabras sencillas, también los errores y esa curiosidad de pasear tras las casas encendidas. En tu mirada el río se apaga y los barcos se adormecen en el agua viva de tus pestañas, susurras algo inaudible que hace estremecer la tarde, otra vez tus ojos tras la lluvia eludiendo cicatrices. Construimos cárceles de piel que nos describen totalmente. Ahora que la Luna nos soporta, hace frío, temblamos y no sabemos las rutas del retorno.

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