jueves, 7 de octubre de 2010

Premio Nobel de Literatura

El premio a Vargas Llosa salvó de las críticas a la Academia Sueca
El escritor e intelectual mexicano Juan Villoro afirmó que el Premio Nobel de Literatura otorgado a Mario Vargas Llosa fue, en realidad, un premio para la propia Academia Sueca que así, tal vez, se libró de otro cuestionamiento eterno. El escritor aseguró que de esta manera la Academia evadió críticas como las que obtuvo al no haberle dado el Nobel al escritor argentino Jorge Luis Borges, por ejemplo. Villoro, ganador del premio Herralde 2004, manifestó que la elección de Vargas Llosa es 'indiscutible' y que se ha valorado 'su resistencia a las ideas en curso y su desafiante independencia'. 'Es algo muy celebrable. Se trata de una justicia demorada, porque Vargas Llosa lo merecía desde hace décadas.
El premio honra la lengua y a la propia institución del Nobel, que se premia a sí misma con una elección indiscutible', acotó. Señaló que Vargas Llosa es el principal novelista social de la actualidad. Al mismo tiempo, es el gran arquitecto de formas complejas, habitadas por un lenguaje, llano, muchas veces conversacional. Esta mezcla de imaginador audaz y contador cercano lo vuelve único. Comentó que a ciencia cierta nadie sabe porqué le dieron el Nobel a Vargas Llosa ahora y no antes. 'Pensé que les parecía demasiado provocador en su franqueza política o que necesitaban asociarlo con un cataclismo'.
Juan Villoro recordó que alguna vez dijo en broma que los peruanos tenían que organizar una desgracia nacional para que el Nobel compensara a Vargas Llosa con el premio. Sin embargo, añadió, 'justamente se ha valorado su resistencia a las ideas en curso y su desafiante independencia. No es necesario estar de acuerdo con Vargas Llosa para admirarlo a fondo'.
Aseguró que al libro 'La ciudad y los perros' le guarda más aprecio, ya que fue una obra esencial para su generación. 'La leí a los 16 años, con el deslumbramiento de quien veía ahí un modelo a seguir. 'Dos años después acompañé a mi padre a Lima y lo convencí de visitar el Colegio Leoncio Prado', recordó. Ante aquella fortaleza sentí como si visitara el escenario de 'El conde de Montecristo'. Nunca olvidaré el 'fogonazo' que para mí significó ese libro, concluyó el escritor.

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