Esta es la historia de una niña de un pueblecito llamado Pont-Audemer. Introvertida, familiar, en clase se dejaba llevar por su imaginación y en el campo se abrazaba a los árboles. Laetitia fue embelleciendo tranquilamente por el curso natural de las flores al madurar. Estando con su familia de vacaciones en la isla de Córcega, de donde es su padre, un día un fotógrafo, Frédéric Cresseaux, se fijó en ella. Fue el primer paso de su carrera meteórica, que la ha llevado a convertirse en una de las top models más cotizadas. Ya casi más actriz que modelo, ni los focos ni las cámaras han modificado su belleza silvestre...
Ese primer contacto en un día de playa de 1993 se tradujo meses después en una visita a la agencia de modelos Madison de París. Acompañada por su padre, es presentada al creativo de la agencia, y de él pasa inmediatamente a la directora de cásting de Elle. Laetitia empieza a girar dentro del torbellino.
Nueva embajadora de las curvas generosas, sustituye a la modelo alemana Claudia Shiffer en la publicidad de estos jeans. Se convierte en la imagen de Victoria’s Secret, la marca de sujetadores número uno de Estados Unidos. En 1998 es la cara de los cosméticos L’Oréal, un privilegio reservado sólo a los rostros más delicados y bellos. Otro contrato importante es el desfile especial de celebración de los 40 años de creación de Yves Saint Laurent. A ella le encargan llevar el vestido de novia. Brilla tanto que el popular modista la convertirá en su musa en adelante.
Nueva embajadora de las curvas generosas, sustituye a la modelo alemana Claudia Shiffer en la publicidad de estos jeans. Se convierte en la imagen de Victoria’s Secret, la marca de sujetadores número uno de Estados Unidos. En 1998 es la cara de los cosméticos L’Oréal, un privilegio reservado sólo a los rostros más delicados y bellos. Otro contrato importante es el desfile especial de celebración de los 40 años de creación de Yves Saint Laurent. A ella le encargan llevar el vestido de novia. Brilla tanto que el popular modista la convertirá en su musa en adelante.
Pocas modelos devienen verdaderas instituciones. En el año 2000, el voto de 16.000 alcaldes Laetitia se convierte en “Marianne”, símbolo nacional de Francia. Una escultura de ella con el pecho desnudo figura en todos los ayuntamientos del país. Un honor que han merecido antes mujeres de la talla de Brigitte Bardot, Carole Bouquet o Catherine Deneuve.
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