martes, 23 de diciembre de 2008

Penúltimo vuelo

Otra vez el aletear de los recuerdos
Y es verdad que soy eterno navegante de tus senos que señalan el rumbo a mis manos extasiadas en tu piel de otoño...A veces las golondrinas aletean tu nombre en el horizonte donde duermen tus ojos enamorados de la tierra mojada. Otras veces, todos los latidos son el silencio de tu ausencia; entonces los pliegues de tu piel canela cómplice de noches en que adormeciste los sueños, aletean otra vez en el atardecer.
Y fuímos un río de lluvia en la noche en que nuestros sentidos transitaron en tierras de soledades, fuímos un permanente vuelo en la estación de los cerezos...Ahora te miro...Y sin comprenderte totalmente, emprendo otra vez el vuelo...Y te amo mujer...a pesar que me llevas hasta el redil de los infiernos, donde te exploro sin reservas hasta el último de tus reductos, antes de galopar tu piel en un incendio de estrellas.
Tu pelo y la urgencia enamorada de tu mirada me traen una y otra vez al límite de tus encantos. Entonces contemplo las aguas de tú sueño: placidas, claras, algunas veces tormentosas, pero que duda cabe, navegables. Pequeña, no despiertes: Seria cómo finalizar la lectura de una fabula que no quiero terminar de leer.

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