
Cuenta una leyenda que al principio del mundo,
cuando Dios decidió Crear a la mujer, encontró
que había agotado todos los materiales sólidos
en el hombre y no tenia más de que disponer.
Ante este dilema y después de profunda meditación,
hizo esto:


las olas, la tierna adhesión de la enredadera,
el trémulo movimiento de las hojas, la esbeltez
de la palmera, el tinte delicado de las flores...

del sol y las gotas del llanto de las nubes,
la inconstancia del viento y la fidelidad del perro,
la timidez de la tortola y la vanidad del pavo real...


del diamante, la dulzura de la paloma y la
crueldad del tigre, el ardor del fuego y la
frialdad de la nieve...


formó a la mujer y se la dio al hombre.


- Señor, la criatura que me diste me hace
desdichado, quiere toda mi atención,
nunca me deja solo, charla intensamente,
llora sin motivo, se divierte en hacerme
sufrir y vengo a devolvértela
porque... NO PUEDO VIVIR CON ELLA...
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