Desde cualquier estación o paradero rutinario, en Trujillo se nos imprega en la piel y en todos los sentidos el majestuoso monumento de La Libertad; majestuoso y colonial, o si usted quiere majestuoso y tradicional o tal vez prefiere majestuoso y señorial. ¿Existe algo más preciado para el ser humano, viviente, que la libertad?, ¿No verdad?. Bueno, lo cierto es que si alguna vez decide visitar Trujillo tiene que dejarse envolver por la silente belleza de esta joyita que adorna la Plaza Principal de nuestra ciudad.
jueves, 29 de noviembre de 2007
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